Una mirada más cercana a la oxidación
La oxidación suele ser considerada un delito nutricional en las licuadoras: supuestamente, el aire choca con las propiedades de la fruta y disipa sus vitaminas antes de que lleguen a tus labios. Sin embargo, si bebes rápidamente tu batido poco después de licuarlo o lo guardas en un recipiente, los efectos de la oxidación son casi insignificantes.
Esto es similar al proceso de comer una manzana. Si la muerdes y la dejas afuera, notarás que se vuelve marrón, pero si la masticas de inmediato evitarás este problema.
Fibra
Ahora bien, ¿qué pasa con la importantísima fibra? Licuar la fruta modifica su contenido de fibra, pero esto no es malo.
Las fibras solubles e insolubles permanecen, solo que se descomponen en trozos más pequeños. Esto puede ayudar a la digestión y a la liberación gradual de azúcares, manteniendo los niveles de energía más estables y el intestino más feliz.
Aumentar la biodisponibilidad
Curiosamente, el acto de mezclar puede aumentar la biodisponibilidad de algunos compuestos de la fruta. Es posible que el cuerpo absorba mejor ciertos nutrientes una vez que se han liberado de sus paredes celulares, que pueden ser especialmente duras en los alimentos crudos.
Entonces, al licuar tu fruta, podrías potencialmente estar facilitándole a tu cuerpo la tarea de extraer esos beneficios nutricionales.
El resultado final
Seamos claros: licuar frutas no destruye los nutrientes. Si se producen pérdidas debido a la oxidación, son mínimas, siempre que disfrutes de tu bebida licuada rápidamente o la guardes en un recipiente cerrado. También vale la pena señalar que nuestros cuerpos están bien equipados para manipular y procesar alimentos en diversas formas: licuados, masticados o de otro modo.